Todo lo de antes es la explicación profesional de mi carrera, y lo que debo explicar en mi web, como trayectoria profesional, pero hay algo que pocos saben y me gustaría compartir, muy especialmente con aquellos que han conocido o han oído hablar de fernando Terrasa el Fotógrafo. (en minúscula, como a mí me gusta escribirlo),

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Para  todos aquellos que no entendían porque necesite hacer una parada en mi trabajo como fotógrafo y a día de hoy me siguen preguntando una y otra vez.

Para contarles eso, debo remontarme un poquito mas atrás en el tiempo y empezar por el principio. ...

Comencé mi carrera en la fotografía profesional en 2002, con una pequeña cámara de segunda mano y una mochila llena de sueños.

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Desde entonces, como muchos pequeños autónomos, emprendedores, dediqué todo mi tiempo y esfuerzo a esta apasionante profesión que llevo en la sangre desde que tengo uso de razón.

En mis inicios, además de trabajar duro , invertí mucho de mi tiempo y de mi dinero en formación, viajando por varias ciudades de España e incluso al extranjero para aprender de los mejores fotógrafos. Esos cracks los supe distinguir enseguida. 

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Algunos de esos grandes maestros son ahora mismo, varios de mis mejores amigos, con quienes aún comparto fotos, comidas, viajes, recuerdos, anécdotas  y aún muchas, muchas risas.

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Mi desarrollo profesional y técnico creció muy rápidamente.

En muy poco tiempo, tenia secretaria, un inmenso estudio de fotografía , los mejores equipos en cámaras y accesorios, mas de 10 ayudantes y lo mas importante, una agenda llena por completo.

En apenas tres años, alcancé los picos más altos de mi carrera profesional, y mantuve ese nivel durante más de quince años.

Decenas de marcas de primer renombre internacional confiaban en mi trabajo y llamaban a mi estudio para contratarme , y cientos de parejas o modelos esperaban  y reservaban semanas, meses o incluso años para que yo les haga su reportaje.

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Durante ese tiempo, formé un equipo de hasta treinta personas, incluyendo a algunos de mis antiguos profesores de fotografía, quienes ahora trabajaban conmigo.

Dedicado al 100% en mi trabajo, casi sin vacaciones, viajando por decenas de ciudades, haciendo hasta ocho books de moda al día entre Palma, Barcelona, Madrid y Play Boy Alemania, prácticamente sin días libres...

además de fotografiar decenas y decenas de bodas al año.

Mi récord fue de 220 bodas en una sola temporada.

No había viernes, ni sábados libres nunca! Nunca había días libres.

 

Todo esto lo cuento desde la humidad y nunca presumiendo de ello, pero todo es una verdadera realidad que quiero compartir contándolo tal como lo viví, como si lo estuviera haciendo en voz baja con mi propio padre.

El nombre de mi estudio y de fernando Terrasa resonaba por todas partes.

Creo que fui un referente como fotógrafo y como empresario exitoso para muchas personas, sobre todo habiendo empezado de la nada.

Mis ayudantes se convirtieron en mis amigos y todos ellos en grandísimos fotógrafos, gracias a su gran talento y a la inmensa experiencia que adquiríamos juntos, pero sobre todo a la energía que desprendía mi estudio y nuestro trabajo en equipo.

Todo siempre con gran compañerismo y diversión, día tras día, año tras año, entre risas y mucho mucho trabajo.

Nos retro-alimentábamos entre todos y nuestra experiencia y conocimiento no paraba de crecer.

Ellos aprendían de mi , y yo aprendía mucho de ellos, y todos aprendíamos de los cientos de reportajes que hacíamos continuamente.

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Estoy seguro que lo mismo sienten todos y cada uno de mis compañeros.

Era el equipo lo que nos daba energía y empuje continuo y esa energía nos generaba ese trabajo sin parar.

Trabajando con mucho corazón y con mucha cabeza.

La suerte siempre estuvo de mi lado en esa época.

Todo lo que creaba funcionaba; cada campaña tenía éxito y cada temporada estaba llena.

Cada ocurrencia salía bien, cada innovación encantaba a todos. Y la agenda llena otra vez.

En algunas ocasiones, tenía reservas de hasta tres años de espera. El teléfono no paraba de sonar.

Cada concurso de fotografía que me postulaba lo ganaba.

Todo era viento a favor. La suerte siempre estaba conmigo.

Es imposible hablar de ese éxito sin reconocer que todo fue sin duda gracias al equipo tan increíble de personas que siempre me rodearon, me ayudaron, me quisieron, creyeron en mí y me apoyaron ciegamente en todas mis decisiones y también en mis locuras con gran fidelidad siempre en todo.

Sin ellos, jamás hubiéramos alcanzado tanto, ni habríamos crecido juntos de esa manera.

Si me permitís, no puedo dejar de nombrarlos porque lo fueron todo para mi:

quiero  que sientan mi reconocimiento y agradecimiento infinito: Max, Dory, Hexel, Justo, Juan Luis, Ayala, Tomás, Katerina, Nerea, Joan, Julián, JuanJo, Lorena, Lucy, Xisco, mi mano derecha Silvia, mis tres hermanos, mi hijo y mi madre, que siempre ponderó orgullosa mi trabajo.

No os imagináis el talento, la grandeza  y la calidad humana que hay en esos nombres...

Pero a pesar de que mi trabajo no paraba de aumentar y mi nombre se hacía más conocido, mi estado emocional comenzó a cambiar junto con mi visión como artista.

Un día, sentado en esa cima de ese éxito profesional y reconocimiento personal, me di cuenta de que todo lo que había hecho me había llevado a un lugar que no era lo que esperaba. Me había convertido en un empresario y ya no era "mi propio fotógrafo favorito". Estaba en una cima ajena y muy lejos de la felicidad. No comía con mi madre, no iba a la playa con mi hijo, ni íbamos de vacaciones, tenía tres telefonos móviles, 5 emails, 5 hipotecas, 3 coches, y una agenda tan llena que en mi escritorio llego a haber la agenda del ese presente año y de los dos años siguientes , rellenando fechas y cogiendo reservas  y mas reservas .

La fotografía había cambiando y yo también. Cuanto más tenía, más esclavo de mis decisiones me volvía.

Siempre me consideré un artista en todos los aspectos; el arte está en mi sangre y en todos mis sentidos.

Y soy fotógrafo desde que me despierto. Voy midiendo la luz y las sombras mientras camino a cualquier parte, encuadrando a las personas y las situaciones que veo cientos de veces al día. Pero eso también significa también que cada trabajo se llevaba un trocito de mí y yo ya no era el mismo, ya quedaban muy poquitos trocitos de mi.

Uno de los errores que cometemos los autónomos, emprendedores, trabajadores incansables, es precisamente eso ...

es anteponer el trabajo a todo: a la familia, al descanso, al ocio, al recreo, al sueño, a la salud y a la propia vida.

En 2019, decidí tomarme un tiempo de descanso. Posiblemente llevaba casi diez años sin vacaciones y con cientos de miles de reportajes a cuestas, aquella pequeña mochila de sueños era ahora un enorme edificio de hormigón, lleno de responsabilidades aplastantes.

Después de un gran descanso y un cambio absoluto de vida, he vuelto a la fotografía profesional con un nuevo enfoque. Vuelvo a sentir la fotografía como cuando empecé, con aquella ilusión y lleno de arte en los ojos.

En esta nueva etapa como fotógrafo, he decidido trabajar de manera más exclusiva.

Trabajo yo solo, de cerca, yo con mi cliente, enfocándome en la alta calidad y en el trato absolutamente cercano y personal.

He aprendido de aquellos años de éxito y halagos y de tan poco oxigeno, que en muchas ocasiones no tuve decisiones bien tomadas.

Ahora he vuelto a coger el camino de la fotografía, con mucha mas experiencia en todos los sentidos  y  he prometido a mi familia, amigos y a mi mismo , que no volveré a trabajar tan intensamente nunca mas.

Ahora, he elegido ser feliz.

Un fotógrafo feliz.